Exo One

Exo One

"Ante las dudas, vuela"

¿Qué determina la popularidad de un videojuego entre los usuarios? Esta es la pregunta que surgía en mi cabeza mientras surcaba los cielos de aquellos insólitos parajes con esa “pastilla metálica” como instrumento volador. Ya han pasado varios días desde que lo finalicé, pero todavía puedo sentir las gotas del mar empapando mi pantalla de juego y el viento elevándome por las alturas.

Con esta enorme emoción, me dispongo a hablaros de Exo One, debut a cargo del australiano Jay Weston, bajo el nombre de la desarrolladora Exbleative. Un título (tristemente) bastante desconocido por el gran público, a pesar de haberse lanzado a finales del año pasado. Quizás, debido a una promoción insuficiente, o tal vez, por reunir muchas de las características esenciales para quedarse en el olvido popular, pero es uno de esos casos que personalmente duelen.

Exo One

Y es que esta extraña (y magnética) obra de ciencia ficción, podría seguir no encajando dentro de los gustos videojueguiles generales. Sin duda, gran parte de los jugadores podría tacharla de una experiencia muy sensorial y particularmente bonita, pero jugablemente incompleta, y con rapidez huirían despavoridos al contemplar que “lo único que haces es rodar y volar”, o por lo críptico de su narrativa. Sea como sea, por no cumplir esos estándares actuales de lo que un videojuego por norma general debe incorporar.

Mi caso personal es otro completamente diferente. Me quedo atónito cuando un título es considerado categóricamente superior por incluir tropecientos elementos jugables o se le compara perniciosamente con sus referentes más directos, como si tal cosa le fuera de gran ayuda. Siento cierta pena cuando se lleva a cabo todo esto y no se valora cada título como algo intrínsicamente independiente y ajeno a esos conceptos preestablecidos por el propio medio, y no somos realmente conscientes que cada videojuego no requiere de los mismos ingredientes para que el conjunto final sea atractivo. Exo One es (entre otros muchos) el ejemplo idóneo que contempla todo esto, así que allá vamos.

Exo One

En verdad, ya lo he dejado caer. Puedo afirmar con plena consciencia, que nos encontramos ante un título totalmente opuesto a un ‘flight simulator’ y estaría todavía en mis cabales. Rodamos o nos sumergimos en el agua para recoger suficiente energía y así poder elevar nuestra nave por los cielos hasta que esa potencia eléctrica termina agotándose y haya que volver a tierra de nuevo. Algo que, a pesar de su relativa sencillez, ha conseguido “romper mi pantalla de juego” que separaba universo ficticio y realidad. Porque Exo One olvida por completo cualquier elemento que no sea totalmente imprescindible para lograr conquistarte a través de su onírica experiencia.

Como habréis imaginado, ‘Journey’ es otro bonito ejemplo que rebosa ese fuerte minimalismo jugable en sus entrañas apostando por una narración sugerente, así como la gran limpieza en pantalla que mencionaba anteriormente. Pero, ante todo, un título preocupado por ahondar en mayor medida en la propia experiencia que se lleva consigo el jugador cuando comienzan a aparecer los créditos finales, que única y exclusivamente de las pautas jugables que nos permiten avanzar. No hay duda alguna que aquel poético viaje por las extensas dunas nos caló a muchos de nosotros como jugadores, entre los que me incluyo.

Con todos estos elementos en común y bajo este mismo prisma artístico, Exo One podría recordar, sin duda, a este gran título de Thatgamecompany. Sin embargo, y por desgracia, el título de Jay Weston no ha sido fruto del mismo reconocimiento, y mucho menos de ese gran éxito entre los jugadores. ¿Y esto, a qué es debido? Siento no ser capaz de responderos con certeza.

Exo one

Como comenté en las primeras líneas, podría ser consecuencia de una mala gestión publicitaria por parte de sus desarrolladores y/o publishers. Aunque en verdad, nunca saldremos de dudas. Es más, me quedaría con las ganas si no dijese que, siento a Exo One en una escala superior que aquel galardonado título de 2012, a pesar de «jugar con ventaja». El trabajo del desarrollador australiano apela a los sentidos más recónditos del jugador a través de un concepto jugable tan “familiar” como un platillo volador, pero termina convirtiéndose en una abstracción hermosamente peculiar, que incluso, me atrevería a afirmar de innovadora.

Y esto, es algo que también me ha tenido dándole vueltas a la cabeza desde que lo terminé. Concretamente, la atribución exclusiva de esta cualidad que otorgamos a un videojuego debido generalmente a la novedad de sus mecánicas, a su atípica narrativa o a esa interrelación entre ambos elementos. Sin embargo, no he podido evitar preguntarme, ¿podría existir una innovación más “etérea” provocada por esas sensaciones personales que experimentamos a los mandos de juego?

Son demasiadas dudas. Sea como sea, la respuesta a esa pregunta siempre será algo muy incierto, ya que cada jugador es un mundo completamente único. Aunque quizás, en estas últimas palabras yace la respuesta a la incógnita que planteaba en las primeras líneas: no con cualquier obra se empatiza o conecta, pero para saberlo, no hay que tener miedo a coger altura.

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *